domingo, 13 de septiembre de 2015

Érase una vez...

Hace 25 años, 5 días y no sé cuantas horas, nació una niña, en una pequeña aldea, de un pequeño pueblo situado en el centro de Andalucía (bueno nació en el hospital, obviamente, y a los pocos días fue trasladada al que sería su futuro hogar donde crecería, lloraría, reiría, y todas esas cosas que suele hacer la gente) . 

Sí, habéis leído bien "ALDEA", para los que habiten en las grandes urbes igual les resulta un término poco familiar, o que les evoque a poblado de indígenas, con casitas de leña y adobo rodeadas de animales y vegetación;  y sí, tenéis razón, eso es una aldea, pero las aldeas no sólo existen en la sabana africana o en la selva amazónica, también existen en los campos de nuestro querido país y muchas de ellas siguen habitadas, no sólo por ancianitos sino también por gente joven como yo, que nos hemos criado "a lo Heidi" dando brincos por el campo con cabras, conejos, gallinas  y una amplia diversidad de flora y fauna. 
A lo mejor os preguntaréis, ¿y cómo es la vida en una aldea? sobre todo, esa gente de ciudad, que lo más cerca que ha estado de la naturaleza ha sido en las visitas a la granja escuela y excursiones al campo y al zoo.

Pues bien, vivir en una aldea es algo guay cuando eres niño, estás todo el día en la calle jugando, porque dentro de casa no se puede jugar y los dormitorios son sólo para dormir (siempre que veía las series en las que los niños como yo jugaban en sus habitaciones me daban envidia, y yo pensaba: ¿y porqué yo no puedo jugar en mi habitación? ¿qué he hecho yo para merecer esto?).

Pero ahora lo entiendo, y de hecho me lo pasaba en grande jugando a hacer cabañas en los árboles, corriendo detrás de los pollitos recién salidos del huevo para poder cazar uno y "domesticarlo" , jugando al escondite por los alrededores de la casa; subiendo y bajando un terraplén infinidad de veces, simplemente porque era divertido; paseando en bici, patines y patinete por la vereda que llegaba hasta la carretera (lugar que nunca podías pisar usando este tipo de vehículos porque era muy peligroso según los adultos...una carretera de aldea...transitadísima que estaba...); construyendo tiendas en el patio de mi casa o caminando por los olivos imaginando que íbamos por un peligroso bosque...en definitiva, molaba. 

El problema está en cuando te haces un poco mayor y te das cuenta de que en la aldea no hay cibers como los del pueblo donde tus amigos quedan y usan el maravilloso internet que no llegaría a la aldea hasta varios años después, no hay pubs donde salir, no hay tiendas donde comprar nada...(había una de comida pero la cerraron), no hay biblioteca, no hay gente de tu edad, en definitiva, no hay NADA!!! entonces es cuando la imagen bonita que tenías de pequeño de ti corriendo por el campo se va oscureciendo para convertirse en una imagen de ti enfadado con el dichoso campo. 

Pero por suerte los años pasan y a los 18, obtienes tu glorioso salvador: el carné de conducir!!! ese que te permitirá salir de la aldea para ir a la civilización cada vez que quieras, sin  depender de nadie, bueno sí, de que tu padre te pueda prestar el coche...pero bueno, mientras te lo pueda prestar los fines de semana vas sobrado. 

Y a los 18 además, llega algo más salvador aún, LA UNIVERSIDAD,  y el irse a vivir a la CIUDAD , ese desconocido lugar para las chicas de aldea como yo, que sólo la habían pisado las 3 veces que ibas de excursión con el colegio y las 2 que te llevaba tu padre para ir al hospital...era un maravilloso mundo nuevo por descubrir: tiendas, gente, coches, centros comerciales, discotecas, internet!, aquello era el paraíso chaval. Encima viviendo tú sola en un piso, a tu bola, sin padres que te digan a dónde vas ni de dónde vienes...en conclusión, adoraba la CIUDAD, y la sigo adorando. 

Pero he de reconocer que también le tengo mi cariño al campo, a mi pequeña aldea donde no se oye un alma, sólo los pajarillos cada mañana, donde no gastas un céntimo porque no tienes donde gastarlo!, donde no tienes que preocuparte por la ropa que lleves o lo maquillada que vayas porque nadie te va a ver (al menos, nadie que te interese XD) en definitiva, siempre estará en mi corazoncito, pero la ciudad, que no me la quiten. 




Y hasta aquí mi presentación, espero que al menos el concepto de vivir en una aldea os haya quedado más claro ;) 



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