jueves, 28 de abril de 2016

Una vaina loca

A lo largo de los últimos años, he podido conocer a gente de muchos lugares, con distintas culturas; pero sin duda hay una cultura que diría que es mi favorita y la que más añoro, y esa es la venezolana. 

Fue hace más de un año cuando conocí a los primeros "chamos", esos chicos que iban de galanes; chicos con mucha labia, o como yo decía: "palabreros", pero muy buenas personas.

Me chocó muchísimo cuando escuchaba sus "cuentos" sobre cómo había que tratar a una mujer, cómo había que conquistarla: que sí había que tener varias citas o como ellos lo llamaban: "compartir", antes de dar el primer beso; que si había que regalarle una rosa, decirle cosas bonitas...lo que viene a ser un príncipe azul (de los que en general hoy en día no existen). 

Escucharlos era como estar dentro de una telenovela, no sólo por lo que decían, sino por el acento. 

Me encantó la primera vez que fui a una fiesta organizada por ellos, aquella era la fiesta de mis sueños: música latina, todos los chicos bailando (bailando bien) y sacándote a bailar, sin parar hasta las tantas de la mañana, sin peleas, sin gente vomitando por las esquinas; eran fiestas ideales que siempre echaré de menos. 

Y es que en su cultura está el pasarlo bien, beber unas "laticas de cerveza", o un "ronsito" y "rumbear" hasta que salga el sol. 

Cuando me veía en aquel ambiente, pensaba: "yo no nací para ser española, sino para ser venezolana". 

Y qué decir de sus arepas; adoro esa comida, es barata, sana, se prepara rápido y está rica.

Otra cosa que me sorprendió de ellos, es que hacen reuniones donde se "la pasan bien" pequeños y grandes; no importa que seas un niño, un señor de 60 años o un joven de 17; en sus celebraciones todos comen, bailan, y "la pasan chévere" como ellos dírían. 

Son las personas más hospitalarias que he conocido, y que pese a las dificultades que puedan tener, con respecto a su país, sus familias, o con respecto a ellos mismos; siempre te brindarán su lado más amable, e intentarán mirar el lado positivo. 

Nunca olvidaré a esos "panas" y a sus "vainas". 




domingo, 17 de abril de 2016

MIAMI HEAT & CHICAGO BULLS

La NBA mundialmente conocida, es una de las competiciones deportivas más importantes de los Estados Unidos.

Yo, pese a que en mi vida he ido a ver ningún deporte, como buena turista, decidí ir a ver uno de esos famosos partidos de baloncesto; y pese a que no me gusta el baloncesto, ir a un súper estadio y ver un partido de la NBA me hacía ilusión. 



En Miami, el estadio de baloncesto es este edificio llamado " American Airlines Arena".  Por dentro, hay las típicas tiendas de ropa y muchos puestecitos de comida y de palomitas, cosa que me sorprendió. ¿palomitas para ver un partido de baloncesto? olía a cine. 


La verdad es que es bastante grande, pero las pistas de baloncesto, en general, dan la impresión de ser más grandes en la televisión que en la realidad. 

El equipo de Miami son los Miami Heat (algo que probablemente cualquier persona a la que medianamente le guste el deporte sabe, no es mi caso) , y en esta ocasión, jugaban contra los Chicago Bulls, equipo donde juega Pau Gasol.


Si algo me motivó a ir a ver el partido fue, que me comentaron que era todo un espectáculo, con fuegos, música, animación, etc. Y es cierto, hay un DJ que pone música que anima bastante, pantallas con frases como: let's go heat! de fense! o noise!! para que la gente lo grite; un presentador que también motiva a la gente, entrevista a otros; un niño tocando en el piano el himno americano...




Pero lo que más entretenido me pareció, fue ver a la gente en las pantallas bailando o haciendo...



Y como en todo partido de baloncesto no podían faltar las animadoras. Animadoras de todas las edades, porque no sólo había animadoras jovencitas y con cuerpos esbeltos, sino que también participaron un grupo de animadoras formado por mujeres ya maduritas, olé por ellas! Quien pudiera tener ese ritmo a su edad!





Por lo demás, el partido me pareció muy largo. El juego se detenía cada 4 minutos más o menos, por tiempos muertos o descansos. Menos descansar y más jugar! 

martes, 12 de abril de 2016

Bamboleo, bambolea

Abril.

Si algo de especial tiene Abril para los andaluces es que comienzan las ferias, esas fiestas populares que se celebran en cada pueblo de Andalucía y en cada ciudad durante toda la primavera-verano y parte del otoño.

La primera y más famosa es la Feria de Sevilla, única donde las haya.

Hace 2 años, tuve la oportunidad de vivir esa feria y la verdad es que es diferente.

Muchos, cuando hablen de Sevilla, hablarán de “postureo”, y es cierto; en Sevilla la gente, en general, es más de ir con traje y camisa, y más tratándose de la feria. Es cierto, que se llevará más lo de “aparentar”, pero en parte es lo que le da ese toque diferente a la ciudad.

Para mí, la Feria de Sevilla fue como volver al pasado; fue como introducirme en la Andalucía de antaño, una Andalucía donde el único medio de transporte era el caballo, donde las calles estaban sin asfaltar, las mujeres vestían con vestidos pomposos y los hombres con traje y sombrero.





El recinto ferial me pareció inmenso, era como un pequeño pueblo compuesto por casetas, 1046 en total.

Casetas minuciosamente decoradas, con farolillos, flores; rebosaban de color.
Cada una de ellas lleva un nombre,  y pertenece a una determinada asociación, peña o grupo de familiares, por lo que la gran mayoría tienen la entrada reservada a esos socios; se suele decir que si vas a ir a la feria es mejor buscarse un “amigo con caseta”.



En ellas, siempre hay música de feria, es decir: sevillanas, rumbas, flamenco…, comida, bebida y gente con ganas de pasarlo bien.


Y en cuanto a bebida, si hay una bebida típica de la feria de Sevilla, es el vino manzanilla que mezclado con 7up, da lugar al famoso "rebujito",  que aunque al principio puede no convencer del todo, al final, suele gustar demasiado. 




Además de las casetas, están las atracciones, puestos de comida, etc. como en cualquier otra feria, pero si por algo resalta la feria de Sevilla no es por eso, sino por su elegancia, y su respeto a lo tradicional. 




viernes, 8 de abril de 2016

La no perfección de Miami

Los lugares, como todo en esta vida, tienen sus cosas buenas y no tan buenas.

Alguna vez leí por ahí, que el ser humano tiende a tener más presente o recordar más, los buenos momentos que los malos. 

A mi, me suele pasar lo mismo con los lugares que he visitado. No tengo tan presente el 90% de veces que miré al cielo en Irlanda y no vi el sol, las innumerables veces que me quejé del frío, de la lluvia, de que allí no se podía hacer nada...y sin embargo, lo único que se me viene a la mente cuando pienso en Irlanda, es que bonito y verde era, que buenos momentos pasé allí, como me gustaría volver...etc. 

Miami, puede parecer un sitio ideal (más en comparación con Irlanda), clima ideal, playas bonitas, una ciudad diversa en la que puedes hacer mil cosas...pero por supuesto no todo iba a ser perfecto.

Miami es caro. Si Irlanda me parecía cara, Miami es el doble, en cuanto a alquiler, restaurantes; en cuanto a comida se podría decir que es sólo un poco más cara que Irlanda, pero la calidad de los productos deja bastante que desear...En cualquier caso, nada como las plazas de abastos de nuestras ciudades y pueblos españoles, donde la fruta y verdura desprende olor a lo que son,frutas y verduras, donde los alimentos duran poco tiempo en buen estado porque no están repletos de conservantes; en definitiva, donde lo que comes es si no 100% natural, casi. 

Lo que sí es económico es la ropa, los teléfonos móviles, y la gasolina. El precio medio del galón de gasolina ronda los 2 dólares, teniendo en cuenta que un galón son  3.74 litros, el litro de gasolina sale a unos 45 céntimos.

Así, da gusto viajar, cosa que aprovechan bien los americanos, yendo a todos lados en coche. Muy poca gente va en bici o caminando, y esto, no sólo se debe al barato precio de la gasolina, sino a las grandes distancias de aquí. Se puede decir que nada está cerca de nada y que el transporte público no es el mejor del mundo. Y si a eso añadimos el calor, que para mí, hasta ahora no ha sido gran cosa, pero todos dicen que se avecina lo peor, ya que en verano, no sólo las temperaturas suben, sino también, la humedad; de manera que estar en la calle, según la gente, se hace bastante insoportable. 

Además, teniendo en cuenta que el aire acondicionado aquí, está puesto continuamente y a temperaturas tan bajas que a veces te hacen pensar: ¿a esta gente le gusta pasar frío?
De ahí que en los comercios, oficinas, etc, estés más a gusto usando manga larga, y luego salgas a la calle y te ases de calor por el gran choque de temperatura.

Si tuvieran que vivir a lo clásico andaluz, sin aires, aliviándose con abanico y ventilador, verían como no se quejarían tanto del calor de la calle...

Pero aún con esas pequeñas cositas, Miami se hace querer. 

                        




viernes, 1 de abril de 2016

People

Siempre me ha encantado conocer gente nueva. Recuerdo cuando en tercero de primaria una niña nueva llegó a mi humilde colegio rural, de unos...40 niños en total. Recuerdo que se llamaba Tania, y era un nombre que me resultaba raro, que nunca había oído; y recuerdo que en una libreta que yo usaba como diario, hice un dibujo de aquella niña, que siempre iba con una coleta larga y el pelo muy liso. 

Me preguntaba como sería ella, a qué cosas le gustaría jugar, o cómo sería el lugar de donde ella venía...

Esta inquietud ha persistido en mi, eso, y vivir en distintos lugares, ha hecho que conozca a mucha gente diversa. Me gusta saber de las personas, de cómo han sido sus vidas, qué les ha llevado a estar en ese lugar y en ese momento; porque cada uno de ellos encierra algo que quizás te sorprenda, quizás no, quizás te enseñe algo, tal vez no, o tal vez te haga reír, a lo mejor llorar, o simplemente pensar, pensar para bien o pensar para mal...

Y en cada lugar, he conocido a personas verdaderamente especiales, personas de esas con las que notas una conexión diferente, personas que te gustaría tener siempre a tu lado, pero que por cosas de la vida, están a muchos kilómetros de ti. 

Al igual que a muchos kilómetros de ti, están tus amigos, los que te conocen desde hace años, con los que tienes una confianza que es muy difícil de conseguir con alguien que llegue nuevo a tu vida, amigos con los que siempre tendrás momentos que recordar, anécdotas del pasado sobre las que reír, planes por hacer...a esos amigos, siempre se les echa de menos, por mucha gente que se conozca, por muy interesantes que puedan ser sus vidas...

Cuando más se os valora, es cuando se os tiene lejos, y sois uno de los mejores motivos por los que siempre vale la pena volver.