viernes, 29 de enero de 2016

"VIVI"

"Non ti fare imprigionare dalla routine, non farti fregare dallo stress, non farti uccidere da tristezza e depressione. Abbi il coragio di cambiare, rischia, prova esperienze nuove, viaggia, sorridi, decidi di essere felice, ma soprattutto, VIVI".

Andrea Canali. 

Con estas palabras finalizaba el relato de un viejo conocido, que hace unos años, por casualidad, encontré en mis primeros pasos hacia el viaje Erasmus.

Hace 3 años emprendí rumbo hacia un nuevo país, abriendo puertas a una nueva cultura, a un nuevo idioma, a nuevas personas.

La primera vez que decides irte solo a pasar una temporada en otro país te invaden distintos sentimientos: te invaden la inseguridad y el miedo, pero también, aflora en ti la curiosidad, las ganas de conocer, de aprender, de vivir y de cambiar.

Llegar a otro lugar te da la oportunidad de absorber infinidad de información: palabras, sonidos, rostros, emociones, costumbres, olores, sabores...

Nunca olvidaré el olor a pizza recién hecha de sus calles, nunca olvidaré aquella estampa nevada que divisé desde la ventanilla del avión el día de mi llegada, nunca he vuelto a experimentar ese mismo sentimiento de sorpresa, de emoción, de placer. 



Caminar bajo sus pórticos, pasear en bici por sus calles empedradas, escuchar aquella emisora de radio italiana con los hits del momento, mientras atravesaba la Piazza San Francesco que cada martes se inundaba de flores.  









Nunca olvidaré, mis primeros intentos de hablar italiano que se convertían en una mezcla italianospanglish curiosa pero con la que te hacías entender.

La búsqueda de mi facultad que me pareció laberíntica e imposible de encontrar; mi primera clase en italiano donde yo era la guiri, y mis intentos fallidos de hacer amistades con las italianas, o el primer examen oral en italiano en el despacho del profesor: "oh mio dio! ".

Los atracones de comida en los aperitivi, mi primera birra, el cremoso gelato italiano y el sabor "Due Torri"; frases como "allontanarsi dalla linea gialla" y expresiones como "vaffanculo". 

Viví 5 de los mejores meses de mi vida, 5 meses que supusieron un antes y un después en la persona que soy ahora.

Cambié, arriesgué, experimenté, viajé, sonreí, viví. 













martes, 19 de enero de 2016

Recuerdos...

¿Qué somos sin recuerdos? La memoria es una de las capacidades más importantes del ser humano, por no decir la que más.

Porque ¿qué haríamos sin memoria? La memoria forma parte del aprendizaje, forma parte del desarrollo evolutivo del ser humano, sin ella, estaríamos anclados.

Por ello, cuando una persona ve dañada esa valiosa capacidad, su vida y la de los que le rodean cambia radicalmente.

Definiría a las enfermedades que afectan a la memoria como paralizadoras de una vida, bloqueando el pasado, el presente y el futuro de una persona.

Estas enfermedades hacen que la persona que las padece no preste atención a nada ni a nadie de los que le rodean, provocando que se aísle en un mundo inaccesible para el resto; haciendo que se despreocupe por todo y por todos. 

Mientras en el resto, genera un sentimiento de impotencia, el mayor sentimiento de impotencia que puedas experimentar, porque simplemente, son incurables, el deterioro siempre va a ir en aumento y lo máximo que puedes hacer, es tener paciencia y tratar de ofrecerle a esa persona los mejores cuidados posibles.

Cuando la que se supone que debería de ser la persona que más te cuide en la vida, que más te mime, la que te pregunte cada día como estás, si necesitas algo, o simplemente te prepare un plato de comida; cuando esa persona no es capaz de ofrecerte nada de eso, te das cuenta de que a veces las leyes de la naturaleza cambian, se invierten y pasas a ser tú la que tiene que cuidar de esa persona, porque sin ti es incapaz de valerse.

Tendrás que acostumbrarte a que nunca más asumirás el rol de hija.

Y reflexionarás sobre qué afortunados son aquellos en los que esa gran pieza de artillería que es nuestro cerebro, funciona correctamente.

Te acostumbrarás a que cada día sea como una nueva hoja en blanco en la mente de ese ser, porque nunca podrás hablar de lo que hizo el día anterior; te acostumbrarás a responder a las mismas preguntas innumerables veces, te acostumbrarás a escuchar siempre las mismas frases porque su repertorio no va a ampliar aunque el tiempo pase; y aceptarás que jamás eso va a cambiar.

Pero también te darás cuenta de que la vida pone esta y otras trabas y que el ser humano debe lidiar con ellas, porque nadie dijo que este fuera un camino fácil. Te percatarás de cómo el ser humano se amolda y saca fuerzas de donde sea para seguir adelante, para afrontar los problemas de la manera más positiva y llevadera posible.

Porque la vida es adaptación, superación y cambio. 





martes, 5 de enero de 2016

Modositas...

Seguro que a alguna de vosotras alguna vez en vuestra vida os han llamado esta palabra: “modosita” o bien, alguno de vosotros/as le ha dedicado este bonito vocablo a una adorable niña.  

Una servidora, en innumerables ocasiones ha recibido “halagos” de este tipo: “modosita”, “tienes cara de no haber roto un plato en tu vida”, “qué cara de buena”, “qué calladita eres”.

Y tú, con tu cara de buena persona le dedicas una sonrisita porque por tus buenos modales es lo que toca.

Pues bien queridos señores, las niñas “modositas” como vosotros las llamáis somos gente normal, que también hacemos cosas malas, también suspendemos, también alzamos la voz si hace falta, también nos enfadamos, también nos peleamos (yo aún no he llegado a las manos con nadie), y también rompemos platos e incluso vajillas enteras.

Las niñas "modositas" también hablamos, hablamos hasta por los codos, sólo depende del dónde y el con quién.

Porque como dice el refrán: “las apariencias engañan” y nuestra cara se puede decir que engaña, a lo mejor la que más. Pero ¿¿qué podemos hacer nosotras?? No puedo reflejar en mi cara todas las veces que he metido la pata, todas las veces que he hecho cosas mal, todas las veces que he sido simplemente como el resto del mundo.  


Es cierto que las “modositas” tenemos cara de buenas personas y es cierto que somos buenas personas,  (al menos en mi caso) pero no creáis que por eso somos perfectas o tontas, vírgenes o santas, o libres de pecado. 



lunes, 4 de enero de 2016

Ireland…I miss you.


Everybody knows that you will see the value of something when you lose that.

I think that this is not totally true, at least in my case.

When I have something, I know how fortunate I am, but sometimes, I don’t spend time thinking about that; because maybe I have to think about other things that are more or less important in that moment.

Two days ago, started to rain. After 6 months without practically any rainy day (I remember just one rainy day, more than rainy, stormy day) when I woke up and I looked at the window, I could see a grey sky plenty of clouds, I saw the wet earth, the puddles outside…and the first think that I thought it was: I like it.
It was like a typical Irish day, I missed Ireland.

Despite of the fact that I love the sun and the shiny and blue Andalusian sky, I miss the rain, I miss to use my cap for covering my hair, I miss to see a bit of sun after several cloudy days, “how much beautiful is that sun”.

But  mainly, I miss my life there, I miss the people; my friends, my colleagues, my flatmates.

When I took the decision of coming back I knew that I was saying goodbye to wonderful people. I lived unforgettable moments with them.

I will never forget my first friend, neighbor, partner of child games.

I will never forget the “Gossip Cork  girls”; the “oi oi oi chiquilla”, the love adventures of each one of them, the politics arguments between the future “ mayor” of Cork and the rest of us, our multiples parties, the Revero’s wine that they always drank  and got them drunk, the mythical phrase: “ I have 26” , our laughs, our cries.

I will never forget the best lover, the most gentleman, a great dancer, an ideal partner, a fantastic person.

I will never forget the “rumberos” people, their “rumba-latino’s parties” , the nights dancing until the sunrise, their salt, their “arepas”.

I will never forget my flatmates, those meninas, their smiles, our chats, their meals.

I will never forget my Italians friends and our English-Spanish-Italian meetings.

I will never forget one of the first persons that I met before going to Ireland and her sociable way of being.

I will never forget my colleagues, those who shared with me that Starwood training, those who helped me in my first days of work, those who become my friends. And of course, that guy that was the most handsome “yogurin” in the enterprise.

I lived excellent moments there and I know that one day I will come back.