martes, 5 de enero de 2016

Modositas...

Seguro que a alguna de vosotras alguna vez en vuestra vida os han llamado esta palabra: “modosita” o bien, alguno de vosotros/as le ha dedicado este bonito vocablo a una adorable niña.  

Una servidora, en innumerables ocasiones ha recibido “halagos” de este tipo: “modosita”, “tienes cara de no haber roto un plato en tu vida”, “qué cara de buena”, “qué calladita eres”.

Y tú, con tu cara de buena persona le dedicas una sonrisita porque por tus buenos modales es lo que toca.

Pues bien queridos señores, las niñas “modositas” como vosotros las llamáis somos gente normal, que también hacemos cosas malas, también suspendemos, también alzamos la voz si hace falta, también nos enfadamos, también nos peleamos (yo aún no he llegado a las manos con nadie), y también rompemos platos e incluso vajillas enteras.

Las niñas "modositas" también hablamos, hablamos hasta por los codos, sólo depende del dónde y el con quién.

Porque como dice el refrán: “las apariencias engañan” y nuestra cara se puede decir que engaña, a lo mejor la que más. Pero ¿¿qué podemos hacer nosotras?? No puedo reflejar en mi cara todas las veces que he metido la pata, todas las veces que he hecho cosas mal, todas las veces que he sido simplemente como el resto del mundo.  


Es cierto que las “modositas” tenemos cara de buenas personas y es cierto que somos buenas personas,  (al menos en mi caso) pero no creáis que por eso somos perfectas o tontas, vírgenes o santas, o libres de pecado. 



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