lunes, 30 de noviembre de 2015

La maldición del corazón roto (II)

La maldición del corazón roto (I) Un círculo vicioso del que te ves protagonista, en el momento en el que te das cuenta de que ahora, tú, eres el que ha roto el corazón de otra persona.

En el momento en el que ves que eres incapaz de amar, incapaz de ilusionarte como lo hiciste antes.

Ese instante en el que te cuestionas: ¿Esto es lo que aquella persona sintió cuando me sacó de su vida?

Te ves reflejada en ella; has tenido que romper esa relación especial que tenías con alguien porque consideras que no estás enamorada/o y que nunca lo has estado, que no puedes corresponderla, que no puedes darle todo lo que se merece, que no compartís ilusiones, que no eres capaz de dibujar un futuro con él o ella.

Es entonces, cuando verdaderamente, llegas a ponerte en el lugar de esa persona por la que sufriste tanto. Ahora entiendes que el amor no siempre se puede corresponder y que por más amor que otra persona te ofrezca, eres incapaz de aceptarlo.

Comprendes que aunque esa persona te brinde cosas que la otra no te brindaba, no consigues alcanzar a sentir ese algo especial, esas cosquillitas, ese sentimiento que te hace creer que has encontrado a tu alma gemela, a la mejor persona con la que podrías compartir tu vida.

Te sientes mal porque sabes cómo la otra persona lo está pasando, sabes que has roto un corazón ilusionado.

Y es ahí, cuando decides, que tienes que salir de ese círculo vicioso, al que has entrado sin darte cuenta, al que parece que todos los corazones rotos desembocan; porque una vez que el corazón se ha hecho pedazos es muy difícil recomponerlo, y en esa fase de recomposición, desgraciadamente, estás dejando más almas destrozadas. 

Es ese instante en el que sabes que tienes que parar, que no estás totalmente curado, ni preparado para ilusionarte con nadie.


Te das cuenta de que no quieres volver a cometer el mismo error que otros  cometieron contigo. Decides acabar con la maldición. 

Pero en el fondo, te seguirá quedando una duda: ¿volveré a sentir algún día aquel sentimiento especial? 







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